Crazy Japan!: Halloween 07: Horror Of Malformed Men


 


Halloween 07: Horror Of Malformed Men

Despertarse un lunes por la mañana en un manicomio no debe ser una experiencia agradable. Menos aún si lo primero que ves es a una joven señorita, con sonrisa histérica y sin sujetador, apuntarte al pecho con una navaja, mientras otra decena de señoritas, también en topless, saltan, babean y gritan a tu alrededor. Si a esto añadimos una amnesia que te impide saber quién eres y cómo has llegado hasta allí y una serie de visiones que te hablan de una isla, seres mitad bellos, mitad deformes y una canción de cuna que te resulta familiar es difícil no pensar que te has vuelto realmente loco.


Así comienza la sorprendente Horror Of Malformed Men de Teruo Ishii, estrenada en 1969 y película maldita y víctima, como tantas otras, de los prejucios y malas interpretaciones de una época. Ser la precursora del subgénero Ero guro (Erótico-Grotesco) y el remover recuerdos de la era atómica aún no olvidados hicieron que el film pasara de las salas de cine a los sótanos de filmotecas en poquísimos años. Vista a día de hoy Horror Of Malformed Men puede que haya perdido parte del impacto de su estreno pero no por ello deja de ser una película injustamente olvidada y a la que se le debe dar una oportunidad por méritos propios.


El argumento, del cual he esbozado un poco al comienzo del post, está basado en una novela de Rampo Edowaga y a pesar de que es mejor no saber nada y disfrutar de los giros de la trama no es lo que finalmente sobresale más del film. La historia de Hitomi Kousuke y su odisea para escapar del manicomio y conocer su enrevesada y escabrosa infancia e identidad es interesante y divide la historia en dos mitades siendo la primera, donde el protagonista empieza a encajar las piezas del puzzle de su identidad, la mejor estructurada y la segunda, donde el título de la película toma su sentido, a pesar de tener las mejores imágenes de toda la película, deja un regusto a que podía haberse resuelto mejor.


En cuanto a la maestría de Ishii para rodar solo hay que ponerse de rodillas y adorar. Es una absoluta maravilla. Una muestra más del dominio del cine nipón de los 60 y 70 en cuanto a colores, manejo del Scope, montaje y experimentación visual lista para emborrachar la retina. El ambiente enrarecido, de locura, de sensación de ir hacia un lugar donde no hay salida posible está mostrado como debe ser, sin medias tintas, y la aparición del mundo de los deformes en la segunda mitad, aunque sea la enésima revisitación de la Isla del Doctor Moreau, tiene identidad propia, con aparición de una galería de seres que van desde lo desagradable (hombres semidescompuestos y mezclas genéticas entre mujer y cabra), lo bello (mujeres-pez lindísimas) a lo directamente insuperable (mujeres caballo con herraduras adornando sus desnudos pechos). Son seres malditos, conscientes de su desgracia, hijos alegóricos no deseados de las víctimas de Hiroshima y carcomidos por el odio y la venganza avivadas en ellos por su Creador/Mesías.


Como les digo, todo un espectáculo visual y una buena historia en sus 2/3 partes. El fallo, que lo hay, aparece en el último tercio. En ese momento lo detectivesco, que había estado equilibrado impecablemente con lo sobrenatural y lo extraño hasta ese momento, hace su aparición y en un estirado epílogo se intenta explicar racionalmente cosas que han sucedido a lo largo de la cinta y que podrían haberse quedado tal y como estaban. La resolución exigía haber seguido el tono onírico y de pesadilla del inicio hasta sus últimas consecuencias pero se cambia por la implacable lógica de lo rutinario. Una pena, porque es justo el punto que le falta para convertirse en una gran película.


Pero amigos, no se dejan engañar por este punto negro, cualquier mente a la que le atraigan las abominaciones de la naturaleza, las dualidades entre lo bello y lo macabro, los dobles, las profanaciones de tumbas, la sensualidad, los amores prohibidos y las intrigas amnésicas verán esta película sin pestañear. Añadiendo también que, como cierre del film, y después o gracias a esa última parte más decepcionante hay una escena donde toda descripción es una pérdida de tiempo. No les voy a decir nada, solo afirmar que sí, es un final gratuito, enfermizo, sin sentido, que rompe con lo anteriormente visto pero es la escena de declaración de amor más terrorífica que un servidor ha visto en mucho, mucho tiempo.

Tres Mashiritos y medio:

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