El lado oscuro de Japón (y III): Suicidios
Hace unos días leía en el diario 20 minutos como, por octavo año consecutivo, las cifras de muertos por suicidio en Japón sobrepasan los 30.000. El gobierno, aturdido por los acontecimientos, intenta aprobar nuevas leyes para su prevención, instando sobretodo a crear una conciencia social del problema en el que todos formen parte de la solución. (Ver noticias años 2003 y 2004)
Estadísticamente hablando, el pasado año se quitaron la vida 32.552 japoneses, de los cuales el 70% eran hombres y la mitad mayores de 50 años. Cifras escalofriantes sin duda, pero más inquietante es saber el porqué de esas muertes.
Según los expertos las causas son variadas: Desde graves problemas de salud de difícil solución a problemas económicos o disputas familiares. A estas tres grandes causas se les pueden añadir otros muchos factores que sobretodo evidencian la falta de "flexibilidad" de la sociedad japonesa, donde, por ejemplo, el sistema educativo es sobresaliente pero extremadamente competitivo o las jornadas de trabajo donde lo estresante no son las horas de trabajo (iguales a las de cualquier europeo) sino los grandes trayectos a realizar que conllevan en muchos casos vivir en la ciudad donde se trabaja y volver los fines de la semana con la esposa e hijos, o la separación casi total de la familia, creando graves conflictos. Esto, añadido a una juventud presionada y falta de valores crean futuros grupos de personas con tendencia a atentar contra su vida.
Así, deberíamos desterrar algunas leyendas urbanas que se suelen achacar a los suicidios japoneses como el pensar que la sociedad nipona sigue anclada en la mentalidad del suicidio = honor, típico del samurai feudal. O las últimas alarmas de pactos por internet que en realidad representan una mínima parte de los casos totales.
Y aunque las cifras son clamorosas, y preocupantes, no deja de ser sorprendente cómo Japón siempre ha sido señalada como paradigma de sociedad donde el suicidio está a la orden del día, ignorando que basta echar una ojeada a la lista de suicidios por número de habitantes en el mundo para comprobar que Japón ocupa la décima posición y que otros países, como Latvia, Ucrania, Hungría, Eslovenia, Kazahstan, Bielorrusia y Rusia tiene unos índices, en proporción con la población, bastante mayores, siendo el caso más alarmante el de Lituania, número uno en la lista con más de 42 suicidios por cada cien mil habitantes, es decir, 30 muertes a la semana con una población de algo más de tres millones y medio de personas.
España, para acabar, ocupa el lugar 53 con 2.274 suicidios en el año 2004. ¿Les parece mucho? En mi opinión, y aún siendo de las cifras más bajas de la Unión Europea, a mi sí me lo parece.
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